En macizos, solas y mezcladas con otras especies, en terrazas, jardines,
o en sencillas macetas, las plantas aromáticas son una fuente de aromas
mediterráneos y suaves tonos azules.
Aromáticas es el nombre que
reciben algunas plantas arbustivas o herbáceas que desprenden aceites
esenciales almacenados en sus hojas cuando se frotan o se calientan. Han
sido utilizadas por el hombre desde siempre; las antiguas culturas
alcanzaron unos conocimientos admirables sobre sus propiedades y con
gran ingenio se sirvieron de ellas como medicinas, conservantes,
sazonadores, repelentes de insectos, además de disfrutar de sus
placenteros aromas y sabores. En estos tiempos, la industria del perfume
propicia una de las más extraordinarias estampas de la primavera en los
extensos campos de lavanda del sur de Francia.
Las aromáticas se
cultivan en las casas con fines culinarios, pero año a año ganan
presencia en jardines y terrazas, formando macizos de una única especie,
mezcladas con otras en busca de contrastes de color, o en solitario en
sencillos tiestos de barro.
Cultivar hierbas
aromáticas es sencillo: son plantas muy agradecidas y la mayoría tan
solo requiere un emplazamiento soleado y un suelo que drene bien. Eso
sí, se deben elegir las especies adecuadas para las condiciones de
soleamiento y espacio que se les puede ofrecer. A la hora de escoger los
ejemplares es mejor elegir plantas pequeñas, compactas y con las hojas
tersas y frescas; la tierra debe estar húmeda.
Muchos tipos de aromáticas
Existen
varios tipos de plantas aromáticas: perennes, caducas, anuales y
bianuales. Las perennes mantienen las hojas, y aunque en los inviernos
muy fríos algunas de ellas se resienten, se recuperan en primavera.
Entre ellas están el espliego o lavanda, el cantueso, la santolina y el
tomillo. Las hierbas caducas suelen perder las hojas en invierno, pero
rebrotan en primavera: es el caso de la menta y la salvia farinácea.
Entre las anuales, que duran una temporada, se encuentran la albahaca y
el eneldo. Y entre las bianuales, que producen tallos y hojas el primer
año y florecen el siguiente, están el comino y el perejil.
La
mayoría de ellas tienen aplicaciones culinarias (ver columna de la
derecha), medicinales, como ambientadores e incluso como repelentes de
insectos (polillas, mosquitos, moscas), que no soportan su intenso
aroma.
Fáciles de mantener
En general, las plantas
aromáticas son de fácil mantenimiento, y las más leñosas suelen soportar
bien la sequía, especialmente las que están plantadas en tierra; en
tiesto pueden sufrir porque la tierra se seca con mayor rapidez.
Después
de la floración es conveniente someterlas a una poda para devolverle la
forma a las matas y lograr un aspecto más compacto, especialmente en
las perennes. Las ramas cortadas se pueden usar para obtener esquejes.
Si se van a utilizar como ambientadores o en la cocina, se cortan en
cualquier época del año con cuidado de no estropear demasiado la planta,
y siempre por encima de una yema. Si se trata de espliego o cantueso es
mejor antes de que se hayan abierto las flores.
Según la
especie, pueden necesitar distintos tipos de suelo, pero siempre bien
drenados: no toleran el encharcamiento. No suelen coger plagas, pero
muchas de ellas resultan un manjar para babosas y caracoles.
El uso en jardines y terrazas
En
jardinería, a su aroma hay que añadir el potencial decorativo de sus
hojas y flores. Las hay de follaje agrisado, como el espliego y la
santolina, o de un tono verde intenso, como la menta. Las flores pueden
ser violetas y muy melíferas, como las del espliego y el cantueso;
azules, como las de la salvia farinácea, o amarillas como las de la
santolina. Son aptas para crear borduras o macizos, y se colocan en los
lugares de paso para que al rozarlas emane su aroma. También las hay de
porte adecuado para jardineras y tiestos. El perfume de estas plantas se
desprende más intensamente cuando están expuestas al sol del verano,
especialmente al caer la tarde.
ESPLIEGO o LAVANDA (Lavandula angustifolia)
Es
la planta más popular del grupo de las lavándulas y ha dado origen a
numerosos híbridos. Forma matas arbustivas erectas o redondeadas de 50 a
70 centímetros de altura, de un caracteristico color verde agrisado o
plateado. Produce aromáticas espigas de color lavanda, que atraen a las
abejas y mariposas. Necesita sol y un suelo seco, pobre, que drene bien,
neutro o alcalino, y si es calcáreo, mejor. A finales del verano, una
vez seca la flor, se recorta la planta para favorecer brotes nuevos y un
porte compacto. Se suele plantar cerca de los rosales ya que ahuyenta
los pulgones.
CANTUESO (Lavandula stoechas)
El cantueso,
también llamado romero de piedra o tomillo borriquero, es una lavándula
tan perfumada como el espliego, pero de flores más decorativas, ya que
las espigas rematan en un penacho de brácteas de color violeta, rosado o
púrpura, según la variedad. Son arbustos muy ramificados, de follaje
perenne denso, que alcanzan entre 40 y 70 centímetros de altura. El
cantueso necesita un suelo bien drenado, ácido o neutro, para vivir
bien. Es muy resistente a la sequedad.
ROMERO (Rosmarinus officinalis)
Arbusto
perenne de lento crecimiento, que puede superar el metro y medio de
altura. Sus perfumadas hojas son muy apreciadas como condimento. A
finales del invierno emite pequeñas flores de color violeta claro, muy
melíferas. Es muy resistente al frío y se da bien en cualquier tipo de
suelo, aunque mejor si es seco, arenoso y calizo. Necesita sol, pero
puede vivir en semisombra. Se propaga fácilmente por esquejes. Resulta
ideal para borduras y setos, al igual que el R. lavandulaceus o romero
enano, que ronda el medio metro de altura y puede usarse como tapizante.
SANTOLINA (Santolina chamaecyparissus)
Planta
perenne de hojas afelpadas de un tono gris plateado, que desprenden un
intenso aroma a manzanilla. Durante el verano se llena de flores
amarillas en forma de pompón, con tendencia a secarse sin perder la
forma ni el color. Necesitan una poda drástica al mes y medio de la
floración para recuperar su forma compacta. Las matas suelen tener entre
30 y 60 centímetros. La santolina es muy resistente a la sequía y
precisa un suelo pobre, alcalino, calcáreo y bien drenado. Puede
situarse al sol, pero tolera la semisombra, así como el viento y las
heladas. Resulta muy adecuada para setos bajos o como cubresuelos.
Existen varios cultivares.
TOMILLO (Thymus vulgaris)
Habitual
en la cocina y la medicina natural, el tomillo es un arbusto de unos 15
a 40 centímetros de altura, compacto y de floración menuda desde
principios de la primavera. Se recolecta cuando florece, y conviene
secar las ramitas a la sombra en un lugar aireado. En los jardines da
juego en rocallas y borduras. De origen mediterráneo, exige sol y
soporta bien la sequía y el frío. Le va cualquier tipo de suelo siempre
que drene bien, y crece rápidamente. Tras la floración conviene podarlo
para que no pierda la forma. El género abarca unas 350 especies; el T.
serpyllum es ideal como cubresuelos.
SALVIA FARINÁCEA (Salvia farinacea)
Pertenece
al grupo de las salvias, todas de hojas aromáticas (la S. officinalis
se usa en la cocina italiana). La salvia farinácea es una planta anual
que tiene la peculiaridad de dar una espectacular floración en forma de
espigas de color azul intenso, lo que la hace muy atractiva en
jardinería. Es una planta muy apta para macetas por su tamaño, aunque
también se usa en macizos en el jardín. Si se les retiran las flores
secas sigue floreciendo a lo largo del verano, hasta el otoño. Se
cultiva en suelos ricos, bien drenados y frescos; necesita sol y algo
más de humedad que otras aromáticas. Existen numerosos cultivares.
HIERBABUENA (Mentha sativa)
La
hierbabuena, como la menta (Mentha x piperita) y la M. spicata, son de
las pocas aromáticas que prefieren suelos muy húmedos y ricos, y una
situación en semisombra. Son vivaces rizomatosas de brillantes hojas
verdes muy fragantes, que alcanzan los 30-50 centímetros de altura.
Estas especies son muy invasoras, por lo que se debe controlar su
crecimiento, lo que se logra plantándolas con tiesto en las jardineras o
el suelo. Si se van a utilizar para el consumo no conviene aplicarles
fertilizantes químicos.
Fuente:
verdeesvida.es